Tecleo desde Medellín, segunda ciudad de Colombia en cuanto a número de habitantes. Para llegar aquí he pasado la noche y una buena parte de la mañana en un bus que me ha traído desde Santa Marta.
A esta ciudad llegué también desde Santa Marta después de un viaje de cinco horitas y me alojé en un humilde hospedaje del barrio Getsemaní donde caí rendido.
El día siguiente era especial porque una visita me esperaba por la tarde. Monik, aquella bogotense que conocimos en Buenos Aires y de la que os he hablado alguna vez se animó a conocer esta bonita ciudad conmigo aprovechando su descanso de fin de semana. Volando llegó desde la capital colombiana.
Una vez llegada Monik y cuando el sol se fue a descansar, paseamos para conocer su precioso centro histórico plagado de casas con balcones coloniales, mimos y música que salía de los locales. También había mucho tráfico de conductores de coches de caballos ofreciendo sus servicios con frases tan convincentes como: "Señores, dénse un paseo en coche de caballos ideal para tomar una decisión".
El sábado por la mañana fuimos a la entrada de la bahía de Cartagena a una isla a la que llegamos tras media hora en lancha llamada Tierrabomba. En la playa de Bocahica buscamos tranquilidad para bañarnos y remojarnos en el mar. La playa en si no era muy atractiva, pero tuvimos muy buena idea para evitar la masa que plagaba las playas de la ciudad y ya de paso conocimos los restos de un fuerte que sirvió de defensa para españoles durante el S. XVII
Por la tarde volvimos a la ciudad para dar un paseo más largo por el centro histórico y vagar por sus calles. Después de la cena disfrutamos de un concierto de una banda de salsa. Monik es profesora de este baile tan típico de estos lares y con un par de mojitos en el cuerpo incluso yo bailé siguiendo sus sabios consejos.
Cartagena es una ciudad muy turística, quizá demasiado pero es realmente una bonita experiencia el perderse por su centro histórico. Por supuesto me encantó no estar solo y conocerla en compañía de esta simpática mujer con la que el fin de semana se pasó más que rápido.
Los Tayrona son una antigua civilización que poblaba las tierras de la Sierra Nevada de Santa Marta, un monte que se eleva a casi 6000 metros y que está muy cerca del mar. El mismo nombre toma el parque nacional que quise conocer para relajarme y despedir al mar Caribe por todo lo grande.
En el parque se supone que hay un montón de fauna, lo que más vi son mosquitos y burros no autóctonos usados para el transporte de turistas y varios grupos de aves que volaban ofreciendo unas bellas imágenes.
Después de una caminata de casi dos horas llegamos a la playa de Arrecifes donde han muerto cientos de personas y está prohibidismo bañarse. El mar es realmente bravo en esa zona con olas que rompen salvajemente y se cruzan unas con otras.
Caminando un poquito más llegamos al Cabo de San Juan. El ambiente era muy parecido al de un festival de verano, tiendas de campaña, grupos de gente bebiendo cerveza y algún chupito de ron pero sin música en directo. El idioma predominante era inglés y la mayoría de castellano que se oía era con acento argentino. Como no tenía tienda de campaña alquilé una hamaca que fue mi lugar de reposo durante dos noches.
El primer amanecer en ese lugar vino seguido de una excursión a Pueblito, antiguo lugar donde vivían 3000 tayronas y que aún quedan restos de más de 250 terrazas. El camino, un bello ascenso saltando rocas lo hice yo sólo ya que el amigo argentino no descansó muy bien.
A la vuelta, me fui caminando hasta una playa alejada de toda la gente y conseguí encontrar ese relax por el que venía bañándome en total soledad (excepto algun cangrejillo) y con la libertad de no tener que bañarme con bañador. ¡Que buen momento!
Por la noche disfruté de un atardecer subido a unas rocas sintiendo la fuerza del mar y después Gonzalo y yo compartimos cervezas y guitarra con otro vecino hamaquero sueco.
El día del retorno fue ayer después de un último remojón para decir adios no sólo al Mar Caribe si no al mar en general. La próxima vez que lo visite creo que será en España ya que echando cálculos me quedan a partir de hoy 13 días para retornar.
Como leíais al principio estoy en Medellín, ciudad de interior y mi ruta seguirá por el sur visitando el eje cafetero. Tengo que estar fuera de Colombia el día 24 y tomar el vuelo de vuelta desde Quito, capital de Ecuador. De momento, hasta que esa fecha llegue seguiré recopilando experiencias y os las contaré con la ilusión habitual.
¡Muchos besos amigxs!
Era Medellín su tierra prometiiiida... JAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarBravo, pero no te traigas farlopa majo, que aquí hay de sobra :S
Hola Karlos!
ResponderEliminarMe gusta que te encante Colombia!
Playas bonitas, chicas guapas y majas, baile, bebidas, naturaleza...
Ve que aprovechas a tope :-) !
Besos desde el frio parisiano.
AnSo
Hola hermanito!!!!.
ResponderEliminarYa veo como te cuidas, joe tronko que envidia, quien estubiera aun contigo!!!.
Pues nada a seguir disfrutando por esos mundos de dios.
Juan.
p.d:Las exclamaciones de entrada no existen en el teclado frances, no te lo tomes a mal.
Hola a todxs, sé de sobra que vosotrxs me leeis enteramente y me encanta.
ResponderEliminarLa verdad es que me siento en modo cuenta atrás pero dos o tres posts quedan fijo. Tranqui por las exclamaciones Juanín, se de sobra que eres hombre culto jaja.
besosssss
Karlossss.....Hola Nene!!! Que lindas las fotosss...Pasaba para ver en qeu andabas y saludarte ....
ResponderEliminarQue siga de mil maravillas ese viaje y muchos besos ...........!!!!
Barby